En septiembre de 1520, en pleno conflicto comunero, hubo un levantamiento popular en Dueñas, capital de los estados del conde de Buendía, Juan de Acuña. Dueñas había sido una ciudad libre hasta su cesión a los Acuña en 1440 y no abandonaba la pretensión de regresar al domino real. Así, la noche de 1 de septiembre un grupo armado entró en el palacio de los condes, obligando al señor a entregar el castillo y a abandonar la villa. Acto seguido solicitaron el reingreso en el dominio real, por lo que en principio este acontecimiento no tenía que ver directamente con la rebelión comunera:
«Cuando la dicha villa se había querido alzar, no había sido por vía de comunidad ni por hacer mal ni daño a los condes e condesa, salvo por servir a Nos el rey y por querer ser nuestros vasallos y de nuestra corona real».
Fuera como fuere, el incidente de Dueñas y su posible réplica en otros lugares comenzó a preocupar seriamente a los nobles.
En este documento se puede observar la reclamación que realiza un vecino de la villa contra el comunero que encargó de recaudar fondos del concejo, y a quien entregó en préstamo una taza de plata para sufragar los gastos de la guerra. Las aportaciones de los vecinos fueron una de las vías de financiación del bando comunero.