Señor
Luego como llegué a Salamanca se hicieron todas las diligencias que convienen al hacer de esta gente, y hállase no tan buen recaudo como yo pensaba; y creed, señor, que donde no anda interés no aprovecha diligencia. Y, allende de esto, dícenme que fue cierta gente de esta ciudad hasta Logroño esta vez postrera y vinieron harto mal contentos de la mala paga que se les hizo, y como es muy fresco tiénenlo en la memoria; y como ahora no les damos dineros sino franquezas menosprecian la diligencia que hombre pone en les predicar la bula.
Crea Vuestra Merced que se hace todo lo que se puede hacer pero no aprovecha porque las libertades no hacen mucho al propósito de esta ciudad, que aquí ni velan ni rondan y tienen olvidada la pena de los huéspedes porque ha más de diez años que no entró aquí la Corte. La moneda forera dicen que nunca la pagaron porque tienen privilegio; de manera, señor, que no aprovechan mis amonestaciones; de lo que estoy harto corrido porque pienso que en ninguna parte hay más mala disposición para esto que en esta ciudad, según el mal despacho que hallo de esta gente. Suplico a Vuestra Merced mande dar esta carta a su reverendísima Señoría para [que] provea lo que conviene a su servicio.
Lo que Vuestra Merced me dijo se intentó de hacer pero no hubo lugar porque la ciudad no lo hubiera por bien, sino conforme a la instrucción. Ahora lo puede proveer su reverendísima Señoría y, como lo mandare, así lo haré.
Suplico a Vuestra Merced trabaje como se despache ese mensajero porque en ello me hará mucha merced. Nuestro Señor la muy noble persona de Vuestra Merced prospere. De Salamanca a XV junio.
Servidor de Vuestra Merced
Bernardo de Loaysa
[Transcripción enviada por Luis A. Robles Macías]